Tres minutos y cuarenta y seis segundos

Cuando no puedo definir un estado emocional, me quedo un tanto bloqueada.
Entonces, aparece esa patada en el estómago que consigue doblegarme durante horas, hasta que logro encontrar esa ranura por la que asomar el alma y así poder llenarla de aire limpio con unas gotas de jazmín para que sea más agradable respirar.
Cuando estoy herida, los que me conocéis, sabéis q durante tres minutos y medio escupo fuego a mansalva…
Luego dejo de ser dragón y vuelvo a ser princesa herida, que en silencio se cura una y otra vez sin dejar de sonreír…
Sí, soy de esas personas tan raras, que combinan perfectamente la sonrisa con lágrimas y te hace con ellas unos modelitos preciosos q incluso te harán gracia…
Y creo que ese es uno de los factores por los cuales, no se me toma en serio,
Porque hago gracia.
Pero eso es carne para otro día, para otro sentir.
No sé definir bien la decepción. Creo q es porque al final siempre la supero, la perdono y la pongo en el montón de piedras del camino…
Intento comprenderla al minuto 3’42.
Y olvidarla al poco tiempo.
Pues como digo tantas veces…
Estoy en este mundo porque tiene que haber de todo…
Somos todos distintos y por eso actuamos de tropocientas maneras diferentes.
Y aunque no entienda el proceder de algunas almas a las que sigo creyendo bonitas, tras un pese a todo demasiado gigante, siempre los respeto.
Y como no voy a hacerlo si soy un auténtico caos y mi especialidad es acabar con la paciencia de todo ser humano.
Cosas de unas historias del pasado que me dejaron un tanto paradita para ciertas cosas y avanzada en muchas otras.
Ves?.
A medida que voy escribiendo, mi sonrisa empieza de nuevo a resurgir y a pensar en que sí, que cada uno vivimos la película de distinta forma…
Qué no hay faltas de respeto cuando hay entendimiento.
Que soy feliz y no voy a dejar de serlo para nada…
Qué todos buscamos ventanas para respirar, cuando la vida nos ahoga… y mientras no dañemos, todas son lícitas.
Que los bolsillos de mi memoria, están conectados con los del alma…
Y que al final, los dos están cubiertos de flores de colores, chocolatinas y algún que otra nube de algodón de azúcar que me queda de la última noche que celebramos la libertad de una acción y su belleza.
Qué estaré siempre para quien quiera acompañarme en la vida, de mil maneras diferentes..
Que allí tienen cabida mi bonita mini familia, mi hacedor de sueños,mis princesas peliteñidas, una rubia increíble,una media sonrisa, Un gran compi de lecturas,un bonito raro, todos los que me rodean en mi día a día y más de que están por llegar…
Qué formáis parte de esas partículas que me ayudan a sobrevivir a un pese a todo que aunque esté perfectamente controlado, no deja de paralizar con tan sólo pensar.
Que no pienso dejar de sonreír y honrar al pasado, vivir hasta saciar el alma el presente y preparar un pasado lleno de bonitos recuerdos.
Pero también habrá días en los que siga buscando una señal que me acerque a de quien quizá deba huir. Porque eso también es respirar…
Hoy es noche de dejar abiertas todas las ventanas, para airear el alma y mañana amanecer respirando calma y de nuevo poder sonreírte…
Sin más razón que el saber que estamos bien y que hay momentos inolvidables y que en muchos de ellos, nos seguiremos encontrando sonriendo. Y quizás, sólo quizás podamos hasta comentar.
Bendita locura…

img_6587

2 opiniones en “Tres minutos y cuarenta y seis segundos”

Deja un comentario