Destacado

Empezar de cero…

Tres, dos, uno….

Cero….

El tiempo es tan relativo… 

Pasará enseguida me decís… Y yo, que soy una rubia lista, os sonrío y respondo que seguro.  Aunque por dentro esté llena de asteriscos y puntos de exclamación que me arañan el alma.

Hace unos días, decidí bailar esta insufrible canción con mi mejor sonrisa y de la mano de una locura un tanto cuerda, que no deja de estirarme de la falda para que no pierda el paso y esté atenta a todo lo que ocurra a mi alrededor…

Una locura, a la que creía robusta y autosuficiente, pero que ante la primera ráfaga de viento, ha caído de espaldas y ha buscado manos amigas para que le ayuden a levantarse de ese maldito suelo, llamado incertidumbre….

Menos mal que enseguida las encontré y me ayudaron a ponerme de nuevo en pie y sacudirme la ropa…

Y es que estos días, decidí poner el corazón a recaudo de quienes sé que no lo dañarán, tan sólo sujetaran y abrazarán cuando vengan los momentos difíciles y complicados…

Sabéis que no me quejaré, ni pediré ayuda… Pero cuando me veáis mirando al horizonte, callada y con el paso cambiado. No dudéis en zarandearme con amor, matarme a besos y resucitarme a sonrisas…

Hasta la canción más horrorosa, puede ser bella si la bailas en buena compañía…

Gracias.

Momentos.

Siempre me encuentro con momentos, en los que descubro, que por muchas oportunidades que quiera dar, las personas no cambian. Y que ya va siendo hora que esa oportunidad me la de a mí misma.
Que debo aprender a relativizar y empezar a creer en mí, tal y como hacéis los demás.
Que la madurez emocional, cuando me sale a flote (no demasiado a menudo), consigue que a mis personitas, siempre os mire con amor, pese a vuestros todos.
Nunca voy a reprochar nada a nadie que ha sido importante para mi.
Conocer todas las miserias (todos las tenemos) de tus compañeros de camino, es importantísimo para ensalzar cada una de sus virtudes. Qué peligro es mi pensar en esta soledad tan tonta, verdad?.
He aprendido a cerrar los ojos y respirar hondo en el momento que algo duele e intentar entender el por qué ha ocurrido.
Sé que hay personas que no son capaces de medir los daños ocasionados, porque ni siquiera son conscientes de su dañar. Y los quiero igual y ellos lo saben. Porque una vez empiezo a querer ya no hay marcha atrás.
Y hoy, en este momento de no estar estando y a punto de empezar a sonreír de nuevo.
Necesito que entendáis que si no hablo, es porque necesito silencio.
Que a veces, escupo lo que no entiendo.
Que otras, mis miedos pueden conmigo.
Que hay momentos en los que odio mis principios.
Que en otros, te necesito demasiado y que a esta necesidad la trato con rabia.
Después vienen los momentos en los que pienso que todo se volverá a colocar en su sitio, y después veo que es imposible.
Que no necesito recitar versos cursis ya que no tengo que venderte nada.
Que entre tú y yo, una canción y un trozo de chocolate es suficiente.
Que a veces, soy imposible
Pero que siempre estoy aquí. En este bendito momento.
Soplando dientes de león y sin dejar de bailar.

Mis viejas All Star

Érase una vez que se era, una princesa un tanto especial. De las que no necesitaban reverencias ni tratos de favor. De las que se alimentaba a base de abrazos y rayos de sol. De las que sonríen en días nublados y buscan siempre el bienestar del prójimo antes que el suyo.
Lo que viene a ser una tonta de toda la vida de Dios…

Que tras una noche bastante complicada por motivos varios, decidió empezar a dejar las pasiones y sus comportamientos en el cajón del “se acabó tanta tontería”.
Sacar el «todo va a salir bien» del cajón del “ojalá” y el «sola puedes con todo» del de la mesilla de noche, justo dónde guardaba los pañuelos de papel y las tiritas del alma. Esas con las que tantas veces tapó sus heridas.

Y esa mañana decidió sacar todo lo que día a día le dañaba tantísimo.

Lo que había sido mentira,

Lo que no había sido verdad.

Las falsas ilusiones.

Los falsos cariños.

Las entregas con matices.

Los matices del dolor.

Y así, se calzó unas bonitas y nuevas All Star, tirando las viejas. Aquellas con las que había alcanzado tantos caminos llenos de sonrisas y momentos mágicos. Aquellas que empezaban a hacerle heridas impidiéndole seguir avanzando.
Aquellas a las que quería tanto, pero eran tan dañinas para ella.
Aquellas que , pensando fríamente, ni siquiera sabía si existían y había estado caminando descalza todo aquel tiempo y de ahí sus heridas.

Y cojeando, empezó a caminar de nuevo. Sabiendo que de un momento a otro se amoldarían a sus pies y regresaría la comodidad. Por unos días, decidió dejar a su bendita locura en el cajón del ”quizás más tarde”, para no ir tan cargada.
Y es que, cuando la vida te golpea tan fuerte, aunque tu comportamiento no sea el correcto. Necesitas recibir algun soplo en la cara y no tan sólo carpetazos.

Porque soplando expulsamos bonito y a carpetazos dañamos feo.

Lo peor de todo es que ella sabía que no lo hacía por dañar, sino porque no sabía hacerlo de otra forma.
Pero eso, no me consuela.

Perdón, no la consuela a ella.

Pesares Ligeros

No sé si contigo gana la sin razón del amor o el deseo de lo prohibido.
Sólo sé, que cada vez que te acercas a mi, sea cual sea el modo de hacerlo, estallo y me convierto en una constelación que lleva tu nombre y me pierdo en un yo que sé con media sonrisa, que humedece mis instintos más primitivos y me lleva hasta ti.
E intento olvidarte y es entonces cuando cierro los ojos y empiezo a recordar cada uno de tus mordiscos, el calor de tu aliento en mi cuello y a tus manos sujetando mi sentir…
Y muero con ese dulce gruñido resonando en mi cabeza mientras explosionábamos entre risas, complicidad y deseo, mucho deseo.
Ese que llena mis días al pensar en tu delicioso sabor, en ese precioso momento,en el que clavas tus ojos en mi para adentrarte en mi alma y dejarme sin argumentos para huir.
Huir de tus labios, de tu respirar, de tu lascivia, de tus ganas de mi en ti…
De ese asilvestrado comportamiento que nos convierte en gemidos desesperados al rozarnos. Que te convierte en dueño y señor de cada uno de los poros de mi piel, de todos mis palpitares y sobretodo de mi sonrisa.
Y muero…
En tu deseo…
una y otra vez…
Pero sabes, amor?.
Me da igual perderme en nuestro pese a todo. Pues esta, nuestra bendita locura, llena todas las carencias que pueda dejar este pesar de ti en mi…

Y volveremos a danzar, vida.

Y pasa que, de repente, la
vida te calla. Enmudece tu
alma, el corazón, la sonrisa y
hasta la mirada. Y pasas de
vivir bajo un arcoíris precioso
lleno de lo que me cuesta
tanto recordar sin romperme,
a habitar un camino lleno de
piedras, bajo un cielo gris
oscuro y opaco.

Y aún así, sigo buscando un
rayo de luz que casi todos los
días suelo encontrar al que
aferrarme. Y allí soy paz, aire
y sonrisa.
Y desde esta nueva atalaya,
he aprendido a discernir el
siempre, el nunca, las almas
bonitas y las que se disfrazan
para parecerlo.

No pretendo otra cosa que el
amanecer sonriendo cada
mañana, sabiendo que todo
irá bien.
Poder seguir agradeciendo a
quien tanto bien me hace, a
quienes me sujetan de una
forma u otra.
El amor tiene mil formas. Y
tengo la suerte de tener
personitas que me proyectan
el suyo constantemente.

Y es por eso, que sé, que este ahora tonto dará paso a un continuar muchísimo
mejor. En el que pondré a
danzar mi bendita locura.
Y con ella, las risas
compartidas con quienes en
este momento son mis
atrapasueños, la cara dulce
de mi realidad.
Ahora, no me queda otra que
tener paciencia.
Después, no quedará otra que
volver a ser feliz, vida.

Grandes pequeñeces

Todavía no sé cómo definir a este precioso sueño, amor. Ni siquiera como controlar al escuadrón de mariposas que vienen con él…

Mariposas que han hecho hogar en el hueco que hay entre mi estómago y corazón. Que a veces quieren escapar y se amontonan para hacerse paso por la garganta y que tras un profundo respirar, dan marcha atrás y vuelven al rinconcito ese, donde apoyas tu mano cada vez que te sientas a mi lado.

Todavía no sé cómo definir este precioso sueño, amor. Sólo sé que has vuelto a abrir el balcón con vistas al mar de la habitación de los suspiros. Que las risas vuelven a jugar en él, dejándolo todo patas arriba. Que tengo ganas de encerrarme en ella contigo y lanzar la llave al mar de las dudas, estando segura de no querer volver a nadar en él.

Todavía no sé como definir este precioso sueño, amor. Sólo sé que poco a poco estás desvistiendo,uno a uno, a todos esos monstruos que muerden mi pensamiento y maltratan mi objetividad. Los que se cuelan en mi bolso y me tiran de las orejas cada vez que sonrío pensando en ti. Pero, ¿sabes?. También sé, que poco a poco iré formando huracanes de seguridad que los arrancarán de mi piel. Lo siento en cada abrazo que me das, en cada mirada, en cada palabra.

Todavía no sé definir este precioso sueño, amor. En el que me elevas a la enésima potencia cada vez que tus dedos se clavan en mí y tus labios me llevan hasta el punto más álgido de mi lascivia. En el que somos vicio, gemido, amor, ternura, locura. Mi pensamiento no deja de jadearte, amor. Mi piel no deja de llamarte a gritos.

Todavía no sé como definir este precioso sueño, amor.

Ni siquiera sé cuánto durará, ni si estarás al abrir los ojos. No quiero pensar en ello. Quiero vivirte dia a día, en total libertad, como se aman a las cosas bonitas.

Sabiéndote mío, sabiéndome tuya.

teniéndote, teniéndome.

entregándome a ti, recibiéndote.

cometiéndote, cometiéndome.

sintiéndote, fluyéndote.

siendo un precioso nosotros en este loco mundo de cuerdos.

Tan sólo te pido algo mi precioso sueño, si me despierto, abrázame fuerte. Y si te tienes que ir hazlo besándome, sonriendo y recordándome que hemos sido locura en este mar de calma.

Y así, si te vas, podré decir, que has sido una de las más bonitas paginas escritas en el libro de mi historia y que me has hecho infinitamente feliz.

Y así, si te quedas y conviertes en realidad, podré escribir que eres todo aquello con lo que un día soñé y jamás pensé poder alcanzar.

Y mientras, te sigo soñando. Aunque no sepa definir este precioso sentimiento de ti en mí, AMOR.

Tormentas con fecha de caducidad.

Cuando todo se tambalea a mi alrededor, procuro cerrar los ojos fuertemente, meterme las manos en los bolsillos y empezar a cantar para no oír esas voces que intentan morder cualquier pensamiento positivo.

Ya me resulta bastante duro mantener alineado de forma imperfecta al sol con mis emociones, para encima tener que sujetar todo lo que intentan tumbar huracanes de inestabilidad provenientes de otras vidas, otros mundos, otras realidades.

No creo que sea un acto de egoísmo, mamá jamás metió ese palabro en mi mochila.

Mejor digamos que es un acto de supervivencia.

Pues aunque a veces engañe y vaya de dura, mi piel es fina y se rasga con demasiada facilidad. Y aquello de pasarme el día zurciendo el alma ya llenó demasiados ratos libres.

Distinto es cuando el mundo que se tambalea es aquel que sujeta una de mis manos, siendo pieza del puzzle que completa mi corazón y parte de la planta principal del lugar al que llamo hogar.

Es entonces cuando intento que la tranquilidad haga de ancla y la fortaleza de un amor incondicional sirva de punto de apoyo, a la vez que refugio en un mundo de tormentas no deseadas.

Llenar los días de paciencia repleta de colores y palabras de aliento llenas de cariño y verdad, pensando en lo que diría ese alguien tan especial que tanta falta nos hace y a quien no dejamos de añorar.

La vida no es fácil, aunque sí bonita. Y la nuestra tiene la suerte de tener la bella sonrisa de un niño precioso de seis años, a quien encanta jugar con el balón y hacer de sus experiencias una comedia llena de amor y de risas.

Y tan sólo por él, merece la pena luchar a contracorriente y vencer adversidades…

A golpe de caricia…

Al ritmo de una linda carcajada…

Esa carcajada con nombre de Zar ruso y por la cual no podemos dejar de danzar, repletas de esa, nuestra bendita locura…

Huir a veces es de valientes…

Se avecinan cambios.

la capacidad de autocrítica es importantísima para poder respirar y salir de caminos equivocados. Esos en los que me meto sin darme cuenta por confiar en cualquiera y creer que las personas están a tu lado sin otra intención que la de compartir buenos momentos y algo de vida.

Siempre he asumido cada uno de mis errores, quizás necesité más tiempo que otros por cabezota, miedo… Pero no me cuesta pedir disculpas y reconocer que me he equivocado. Regreso sin rencor a donde echo de menos y beso a quien necesito conmigo, aunque me haya fallado mil millones de veces.

Y lo cierto es que ahora que mi vida emocional está repleta de estabilidad. No voy a dejar que una red social y quienes la manejan, intenten sacarme de mi burbuja y disfruten desestabilizando lo que tanto me ha costado colocar…

Tienes razón, todo en esta vida ocurre por algo. Y el conocerte seguramente fue para acabar de entender que no todo el mundo actúa como nosotros, que así como te vendes te compran y que hay quien juega a dos bandas creyéndose invencible. Sin importar el daño que hace.

Hoy me he vuelto a repetir que las casualidades no existen y hoy tuvimos otra curiosa CAUSAlidad.

Estoy cansada de sufrir por un mundo virtual que en realidad no es nada, porque cuando apagas el teléfono no existe nadie de los que hay ahí.

Estoy cansada de sentir que me tengo que justificar ante desconocidos.

Hoy estoy cansada de todo.

Por eso se avecinan cambios.

Todos somos libres y adultos para actuar como nos apetezca, pero no dañéis, ni os llevéis por delante a nadie.

“El/ La todopoderos@ tuiter@», al final no es nadie.

No eres nadie, no me vas a dañar más…

Y sí, todo en esta vida ocurre por algo…

Incluso nuestra realidad…

Tres minutos y cuarenta y seis segundos

Cuando no puedo definir un estado emocional, me quedo un tanto bloqueada.
Entonces, aparece esa patada en el estómago que consigue doblegarme durante horas, hasta que logro encontrar esa ranura por la que asomar el alma y así poder llenarla de aire limpio con unas gotas de jazmín para que sea más agradable respirar.
Cuando estoy herida, los que me conocéis, sabéis q durante tres minutos y medio escupo fuego a mansalva…
Luego dejo de ser dragón y vuelvo a ser princesa herida, que en silencio se cura una y otra vez sin dejar de sonreír…
Sí, soy de esas personas tan raras, que combinan perfectamente la sonrisa con lágrimas y te hace con ellas unos modelitos preciosos q incluso te harán gracia…
Y creo que ese es uno de los factores por los cuales, no se me toma en serio,
Porque hago gracia.
Pero eso es carne para otro día, para otro sentir.
No sé definir bien la decepción. Creo q es porque al final siempre la supero, la perdono y la pongo en el montón de piedras del camino…
Intento comprenderla al minuto 3’42.
Y olvidarla al poco tiempo.
Pues como digo tantas veces…
Estoy en este mundo porque tiene que haber de todo…
Somos todos distintos y por eso actuamos de tropocientas maneras diferentes.
Y aunque no entienda el proceder de algunas almas a las que sigo creyendo bonitas, tras un pese a todo demasiado gigante, siempre los respeto.
Y como no voy a hacerlo si soy un auténtico caos y mi especialidad es acabar con la paciencia de todo ser humano.
Cosas de unas historias del pasado que me dejaron un tanto paradita para ciertas cosas y avanzada en muchas otras.
Ves?.
A medida que voy escribiendo, mi sonrisa empieza de nuevo a resurgir y a pensar en que sí, que cada uno vivimos la película de distinta forma…
Qué no hay faltas de respeto cuando hay entendimiento.
Que soy feliz y no voy a dejar de serlo para nada…
Qué todos buscamos ventanas para respirar, cuando la vida nos ahoga… y mientras no dañemos, todas son lícitas.
Que los bolsillos de mi memoria, están conectados con los del alma…
Y que al final, los dos están cubiertos de flores de colores, chocolatinas y algún que otra nube de algodón de azúcar que me queda de la última noche que celebramos la libertad de una acción y su belleza.
Qué estaré siempre para quien quiera acompañarme en la vida, de mil maneras diferentes..
Que allí tienen cabida mi bonita mini familia, mi hacedor de sueños,mis princesas peliteñidas, una rubia increíble,una media sonrisa, Un gran compi de lecturas,un bonito raro, todos los que me rodean en mi día a día y más de que están por llegar…
Qué formáis parte de esas partículas que me ayudan a sobrevivir a un pese a todo que aunque esté perfectamente controlado, no deja de paralizar con tan sólo pensar.
Que no pienso dejar de sonreír y honrar al pasado, vivir hasta saciar el alma el presente y preparar un pasado lleno de bonitos recuerdos.
Pero también habrá días en los que siga buscando una señal que me acerque a de quien quizá deba huir. Porque eso también es respirar…
Hoy es noche de dejar abiertas todas las ventanas, para airear el alma y mañana amanecer respirando calma y de nuevo poder sonreírte…
Sin más razón que el saber que estamos bien y que hay momentos inolvidables y que en muchos de ellos, nos seguiremos encontrando sonriendo. Y quizás, sólo quizás podamos hasta comentar.
Bendita locura…

img_6587 Continuar leyendo «Tres minutos y cuarenta y seis segundos»

En un precipicio de sentimientos.

Nunca he sabido echar de menos…

Creo que ya he llegado a casi la mitad de mi vida, y no sé echar de menos.

Me cuesta horrores dejar de sentir cerca a alguien importante para mi. Creo que por eso, muy pocas veces he cerrado la puerta de mi sentir a alguien. Siempre intento dejar una rendija por dónde pase la luz.

Del todo la he cerrado muy pocas veces. Pero eso sí, si alguna vez lo hago (suele ser una decisión muy dolorosa). Ya no la vuelvo a abrir jamás.

Curiosa sensación, esa de pensar cuando volveré a saber de la personita que en ese momento pasea por mi cabeza.

Soy incapaz de separarme totalmente de alguien que me importa, y si lo hago en contra de mi voluntad, sufro. Sufro muchísimo. Parece como si estuviera siempre asomada a un precipicio apunto de caer, del cual solo me sujeta ese hilo que me hace pensar que seguramente vuelva cuando menos me lo espere.
Y del cual, cuando decido soltarme, caigo haciendo volteretas y planeando para retrasar todo lo posible la caída. Pero al final, el tan fatídico y temido desenlace ocurre y me siento sola, dolorida y dejada de mano de ese Dios con el que dejé de llevarme bien hace tiempo.
El compartir mi día a día con tantas personas, me ha enseñado que hay dos vertientes. Las que creen necesario soltar y no le ven más misterio y las que, como yo, se ven en algunas ocasiones obligadas a hacerlo.
Supongo que es cuestión de carácter, aunque yo diga que es cuestión de humanidad cuando discuto sobre dicho tema.
Y sé que es muy necesario saber soltar y hacerlo sonriendo. Sin rencores ni malos pensamientos, pero qué queréis que os diga, soy de las que prefiero mirarte de reojo y ver que estás, aunque no me hables… A tener que buscar señales que me digan que estás bien.
No pido que me agarres fuerte, tan sólo que de vez en cuando vengas a besarme la frente o tan ni siquiera esto… basta que pases por mi lado, me soples en la cara y sonrías… O que cuando pases cerca de mí, en un despiste, me roces la mano, el alma o el sentir.
En estos momentos, la cuerda está muy tensa, pero todavía fuerte para aguantar a que me llegue esa señal en forma de media sonrisa.
Y si no llega, que la rompa el viento en forma de vendaval de pasiones y que en cada embestida estés tú…
Mi bendita locura!!!!.

img_5375

Invisibilidad…

Recuerdo cuando era niña y me tapaba los oidos cantando en alto mientras apretaba los ojos cerrándolos con fuerza. Ese fue uno de mis primeros métodos para convertirme en bicho bola.

Desde entonces, he perfeccionado tanto la técnica que ahora, soy capaz de hacerlo hasta en una batukada,rodeada de tropocientas personas, cantando a la vez.

Y danzando.

No sé si es que el mundo es demasiado grande para mi o yo soy demasiado pequeña para él. Tan sólo sé que mis días se llenan de momentos en los que necesito hacerme bicho bola y salir rodando.

Otros, ponerme la capa de hacerme invisible y desaparecer entre el revoletear de palabras que no hacen más que llenar el cajón de cosas insulsas que ya me sé.

Y entonces me despisto y empiezo a volar con los ojos cerrados y el alma abierta de par en par, visitando lugares que extrañamente me sonrien al pasar sobre ellos. Me gusta besar sus nubes, porque sé que te acercarás y las rozarás con tu sonrisa, así a mitad que es como nos gusta.

Me gusta lanzar besos y pensar que te empaparás con ellos, como en otra vida lo hice yo con los tuyos.

Me gusta pensar que sonries mientras me lees porque sabes que ese cosquilleo que a veces hace que te frotes alguna zona de la cara, soy yo, soplándote para cubrirte de mí

Me encanta pasear por ti sin que me veas, me encanta sentirte.
Me encanta vivir,

me encantas tú, 

me encanta hacer,

me encantas en mi bicho bola,

me encanta ser,

me encanta estar,

me encanta bailarte

me encanta ser yo, sin más…

Pero me encanta más si es contigo.
Así, dejaré siempre mi capa a la vista… 
y cuando necesite pensarte seré bicho bola y cuando necesite danzarte, 

Seré aire, 

en ti…

Mi bendita locura…